Esquibel, Mary
Entrelazaran sus brazos como si fuera un brindis con espumante francés. Pero en aquellas manos, en vez de cristales, tenían auténticas porcelanas asiáticas contornadas como tazas de café.
A través del humo, calor en perfecto equilibrio térmico, se revelaban orejanos por el sonajero del golpe de las tazas.
No ofrecieron ninguna resistencia para tragar el amargo dulce café, rompiendo...