Resala, Graciela
Asombrada con la perseverancia de su pregunta, intentó sorprenderlo con una respuesta diferente. Cuando el pequeño arremetió con el siguiente ‘¿y por qué?’, ella respondió: ‘por la arbitrariedad del significante’. Su hijo pareció satisfecho y calló por un largo rato. La escena se repitió y la respuesta tuvo, siempre, análogo resultado. El hechizo se rompió el día...