Hinrichsen, Ana
Cuando Carmela grita aterrorizada “mamáaaaa, vení a ver”, las baldosas rojas del patio no se pueden pisar ni con ojotas.
Salgo, y juntas en ese infierno, miramos detenidamente y durante unos segundos a la preciosa mantis que también nos observa con su cuerpecito verde iridiscente notoriamente tenso. Igualmente atenta y erguida sobre las patas traseras, nos enfrenta desafiante....