Fleming, William Ernest
Estaba harto, demasiado quemado. Nunca pudo vivir de nada que había salido de sus manos. Todo el mundo decía que era un genio, su prosa nacía como las flores en una mañana de primavera, pero cuando intentaba vender algo para poder comer, absolutamente todos, le daban excusas banas en cuanto le veían. ¿Por qué? se preguntaba delante del espejo, ¿es mi piel rojiza? o...