Martínez, María Mercedes
Señalaban la casa. Parecían indecisos. Entraron. Buscaban algo, preguntaron a los mayores.
Que no, que ella desde hacía algunos años ya no vivía allí. En el Sur, ahora. Que no, que no había dejado ninguna pertenencia en la casa…
Libros desparramados, caídos, pisoteados por borceguíes.
El abuelo se puso a regar las petunias de la carretilla. Una vieja y herrumbrada que un día trajo mi tía, con intención de pintarla y convertirla rápidamente en hermoso y original macetero blanco. Habían florecido varias.
Un día sacó estos libros. Estaban bajo las petunias.