Gardella, Martín
El plan era perfecto. La botella no tenía veneno, ni la daga filo. No habría autopsias ni largas ceremonias funerarias, sólo algunas lágrimas de padres tristes, mezcladas con una extraña sensación de alivio. Saldrían del sepulcro a la medianoche para encontrarse, sonrientes, en las puertas de Verona. ¡Basta de citas en balcones o de estúpidas peleas callejeras! El amor debía triunfar, por encima de todo. Pero ni siquiera el más triste de los sueños eternos de Julieta hubiera imaginado un final tan sorprendente: la carrera enamorada de Romeo hasta Venecia, tomado de la mano del joven Mercucio.
Instantáneas.Andrómeda.