Anfossi, Liliana
Las dos parejas caminaban por el muelle tomadas de la mano. El viento, humedecido de sal, los impregnaba de mar en cada beso que lograban robarse. Él, un hombre de avanzada edad. Ella, muy joven. Ella, una mujer madura. Él, mucho más joven. Un vendedor ambulante, ofreciendo galletas de arroz bañadas en chocolate, hizo reír a una de ellas. Y la risa llamó la atención de la otra. Se observaron. Se cruzaron. Él dijo espantado a su joven amante: “¡Mira la vieja con el pendejo! ¡Qué espanto!”. Ella miró de reojo y susurró a su joven amante: “¡Pobres herederos del viejo! ¡Qué zorra!”.