Musso, Liliana
Desde el pequeño espacio él la observaba a diario.
Sabia de sus desvelos y preocupación. Esos momentos eran solo para él, y aunque no sabía cómo, estas emociones le regalaban vida.
La magia se rompía al llegar sus “amores”, como ella los llamaba. Los pequeños y sus berrinches, tiraban por tierra el trabajo de la mujer, nada los satisfacía. La percibía ponerse triste y solitaria.
La palabra mamá fue su reino, y su castillo las caricias que ella cada tanto le otorgaba. Al quedase solo, las lágrimas invadían su pequeño cuerpo de peluche.