Anónimo
Sábado. Siniestros sonidos surcaban sombriamente Salamanca. Sintiéndose solitario, Sergio, sentado sobre su suntuoso sofá, suspiró, sopló, salpicó saliva. Saltó súbitamente. Sordos silbidos sonaban. Susurró sigilosa: “Soy Silvia” “¡Salve!”, silabeó Sergio. “Sonsacaré sus secretos.”
Silvia saludó, se sacó su saco satinado, soltó sus sandalias,...