Mehrbald, Federico
Mientras se limpiaba el fondito de una copa sucia, un poeta miraba de reojo una carta que yacía sobre su mesa. El cantinero hacía lo suyo, y de fondo se escuchaba como destapaba una botella. El corcho sonaba con eco, poca gente habitaba el bar. William nervioso miraba el remitente y no se animaba a descubrir qué secreto placer ocultaba. La sangre roja recorría con velocidad...