Cabrera, Rubén Faustino
El hombre estaba sentado en un banco de la plaza al lado de una mujer hermosa. Tímido él, muy tímido.
De repente, la miró y ella lo miró. Él se puso colorado pero, venciendo su timidez, volvió a mirarla. Ella le sonrió. Entonces el hombre se animó: tomó una mano de ella entre sus manos y le dijo, tartamudeando:
-Pe pe, pe pe, pe pe, perdoná el atrevimiento…
Y le...