Antagonía

Dominguez, Jocelyn

Ambiguo amanecer. Arcoiris: Aves ansiosas andan acariciando algo atípico, anormal, armónico. Acaecen: alba.
Atractivo atardecer. Árbol: Alrededor, amantes amándose apasionadamente, amablemente, antiguamente, anunciadamente. Alcanzan: amor.
Artístico anochecer. Arriba: Ángeles alegres ayudan al arte. Artífices, amorfos, anómalos. Alegorizan: alma.
Antes, ahora.
Adiós…
Anónimo.

Alados abanicos abatidos

Hinrichsen, Ana

Alguien anunció al amanecer acontecimientos acreditados al alba: amores apasionados acaecían allá arriba ante azuladas aves aleteando alborotadas y ardillas adormiladas. Amanecían amorosamente anudados, acuciantemente almibarados. Avistados al azar, acertijos anteriores arrastraron a aparatosas acusaciones.

Ascendiendo, amos armados asomaron amenazantes, asustando almas, ardillas, aves. Aguas abajo, acrópolis agrisadas acucian a amarillentas almas angustiadas y aisladas, adhieran a la animosidad auroral.

Ahora, aturdidas aves azuladas –alados abanicos abatidos-, añoran, y abedules abjuran apenados, al aciago amor amanecido, arriba acorralado.

Cuentos con A

Morales, Angie

Aquí, allá, ¿A dónde arrastrar alma arrebatadamente angustiada? Al abismo alguien acierta, ahuyentando, alejando atroces arácnidos alados. Alguien asume ánimos angostos, atraídos astralmente. Alguien acata, acuerda acudir afanosamente. Aspirando aires acumulados, ardientes accede abrazar ayunos ancestrales. Así, andar andén arriba, aparta anatomías anacoréticas. Alguien ampara al fin, alivios amontonados. Apartaos alquimistas asesinos; a alguien aguardan ansiadas antífonas.

Cuentos con A

Neri, Carlos Alfredo

Asfixia actuar amargamente, anteponer animosidad al amor. Abordar amarguras.
Al anochecer, algunos admiten –arrugados- abstenciones.
Adquieren alegrías abandonadas al alcanzar astutamente almas ajenas.
Audaces, anteponen admoniciones aparentes (advertir ambigüedades avala astucias).
Ana, amorosa, atractiva -aunque ajena- acumula amapolas. Ángel, alto, arrogante, asusta aves.
Alimentan ambiciones. Arremeten. ¡Agasajo! ¡Ansiedad!… aproximarse anima.
Ambos atraen… ahora avanzan.
Aceptan.

La aldeana

Salguero, María Aurora

Astuta, ardiente y ardorosa acariciaba la alta cima abrazada por la altura. A la vista ancha, por la ansiedad sumaban las aullantes aves animadas, que alaban con alarmante amor al avistar. A lo lejos la apabullante algarabía de animales del cerro arremetía contra la cuesta arriba de la amplitud. Así, alegre acariciaba la abeja ágil que tocaba aquí y allá los altos arbustos. Al acercarse a la orilla arcillosa, las rocas aceleraban la arremetida hacia abajo. Allí, la aldeana amaba las llamas que le daban sus amos.

Abandono

Lew, Sara

Abandonado amistoso

Antes -abúlico, apático-, abominaba alejarme, abandonar aquella alcoba. Anclado a antiguos aconteceres, anhelaba ansioso abrazarla, amarla ardorosamente al anochecer.

Ahora aspiro avanzar aproximándome a alguien afín. Aunque aún aguijonea aquella alianza arrebatada, (así amputaron aquel amor), ansío abandonar antipáticos aborrecimientos.

Abandonado agresivo

Al atardecer asesinaré a ambos amantes -arpía adúltera, amigo apóstata-; arrepentidos arderán abrasados. Antes, amputaré aquel atroz amor arrancando anulares. Así aplacaré angustias, arrojándolos al arroyo.

Aquellas alianzas arrebatadas, anillarán alondras.

Cuento con A

Rodríguez Ríos, Manuela

Atención, anuncio ayer abuela Alegría, anciana asustada abandona asilo. Alguien avise a autoridades afectadas, antes anochecer. Agradecemos al afortunado.

Amor

Contreras, Nadia

Avasalla, agita, atropella. Andrajosos andamos, anoréxicos, anulados. Amor apunta, aplasta. Apetentes animales acalorados.

Ablución

Chara, Alberto

Anochecía alimentando al amante ausente, atrevido, acosador. Anhelaba acostarse, acariciarlo, amarlo. Ailín ansiaba ahuyentarlo al amanecer.

Aquelarre al anochecer

Iguina, Margarita

¡Agorera, aléjate ¡Alcina andrajosa, arrepiéntete! Argumentaba altisonante aquel arconte ateniense.

Alexia Andreatus, admirable alquimista aquea, agobiada ante apelativos abominables, accedió alzar alas atajando aguas atlánticas, amedrentada ante advertencias amenazantes.

Al anochecer, al abordar avión, astutamente arrojó aullidos afilados, acribillando a alguaciles. Al alejarse alzando alas agentes ardían apretujados, alarmadamente aniquilados.