La expectativa

De Santis, Pablo

Cuando llegué al circo para actuar por primera vez, con una galera prestada y con una enana como asistente, la joven ecuyère se sintió en la obligación de advertirme: “El público aplaude nuestros números, pero sólo siguen viniendo en espera de la gran noche, que tal vez nunca podamos cumplir”: Pregunté qué esperaba el público de esa gran noche. “Que el trapecista se caiga, el equilibrista tropiece y el león se coma al domador”.

Rey secreto.Editorial Colihue.

Un olvido

De Santis, Pablo

Napoleón conocía el nombre de cada uno de los soldados de su ejército. Una mañana vio a veinte metros sobre la nieve a uno de sus hombres. Era un oficial de caballería. Intentó recordar su nombre, pero su memoria le falló. Al instante, una bala enemiga se hundió en el pecho del oficial. Napoleón comprendió de inmediato la razón de su olvido.