Kochmann, Diego
Se sintieron satisfechos porque creyeron haber dado un paso más, pero no advirtieron que del cuerpo ya tibio se estaba desprendiendo una energía casi sobrehumana, que a pesar de ellos salía de ese húmedo sótano, subía las escaleras, atravesaba un corredor, abría una puerta y alcanzaba la calle. Luego se dejaba caer suavemente sobre aquel joven que de casualidad pasaba por allí, y que aún sin saberlo le daba la bienvenida con cada rinconcito de su ser. Abajo reían y chocaban sus cervezas, ignorando que a muy pocos metros acababa de nacer un nuevo luchador por los derechos humanos, uno más.