Quevedo, Héctor
Tomo el balón, eludió a dos con fina gambeta, con cabeza erguida de rabona dio el pase, la pelota volvió, ante el arquero la picó… fantástico gol; salió en andas, el estadio lo vitoria en celeste y blanco…
El sueño terminó cuando en su palma sintió la moneda de un peso, que sería con lo que debería comer esa noche.
me gusta cuentos y mas